El alcalde de una pequeña ciudad francesa del oeste decretó oficialmente la obligación “de ser feliz” durante una semana en octubre, prohibiendo músicas tristes y libros que terminen mal, con motivo de un festival local.
Utilizando el lenguaje propio de la administración francesa, Freddy Riffaud, alcalde sin partido político de Essarts-en-Bocage (9 mil habitantes), publicó “un decreto municipal oficial” sobre la semana del 5 al 11 de octubre, durante la primera edición del festival de música “Ciudad feliz”.
Considerando la velocidad a la que una emoción negativa puede difundirse y causar devastación” y “el riesgo elevado de mal humor al llegar el otoño, así como las reducidas tasas de sol”, el alcalde pide “no dejar entrar a nuestro territorio (…) a nadie que pueda impedir la expresión de esa emoción (la felicidad)”.
El decreto, con fecha del 13 de septiembre, exige “prohibir la difusión de cualquier música que pueda ser percibida como deprimente o triste, filmes, historias o libros que terminen mal”.
Pide además “producir endorfinas, hormonas del bienestar, riendo al menos tres veces diarias”.